Os dejo uno de los que más me han gustado, todo una obra de arte:
"Infoxicación"
Os dejo uno de los que más me han gustado, todo una obra de arte:
El que no inventa no vive
Desencuentros con Bob Dylan

A veces he imaginado un encuentro entre Dylan y yo, creo que podría escribir un libro entero sólo con esa escena. Estoy convencida de que me resultaría un encuentro poco satisfactorio, aunque me gusta imaginarme que no. Bob Dylan, al igual que Wilde, se ama profundamente, creo que es el mayor de los dolores de un artista que conoce su genio.
Si me encontrara con él en un café de Greenwich Village en los años 60 creo que, en realidad, no habría un encuentro y estoy hablando de un desencuentro con Dylan. No me importa, lo observaría desde mi posición y a partir de esta, imaginaría encuentros con el artista en los que, principalmente, hablaríamos de él. En estos encuentros imaginarios dentro de una escena igualmente imaginaria, lo observaría, lo escucharía y entonces trataría de hacerle comprender tal o cual cosa. Sacaría el maternalismo que es propio de las mujeres y entonces, la conversación se volvería tibia, carente de interés, por haber intentado cambiar lo que hace de él un artista. Un nuevo desencuentro dentro del encuentro.
Bob Dylan es una especie de paradoja hecha ser humano que no termino de entender y que, a mi modo de ver, es su atractivo principal. Al comenzar su carrera era una especie de niño adulto y ahora, 50 años más tarde, es un viejo adolescente. Dylan reunía en sus inicios la confusión de la adolescencia y la sabiduría de la edad adulta en una misma personalidad. Se mostraba indiferente a las preguntas de los medios y creaba desconcierto. Se pronunciaba a través de sus versos y no decía nada más, todo lo que tenía que aportar ya estaba dicho. Nadie sabía muy bien qué quería decir con sus canciones, pero todos intuían que era algo importante. Yo creo que Bob decía exactamente lo que quería decir. Pensaba algo y lo decía.
Los jóvenes americanos creían en su música, que suponía un redescubrimiento del folk, del country, del blues, del gospel americanos que Dylan personalizaba sin perderles el respeto. Creían en su voz rasgada que rompía con la norma de los cantantes con voces inmaculadas y que aportaba sinceridad a su paradojicamente confuso discurso. Creían en sus letras, que abordaban temas sociales y filosóficos con influencias literarias.
Sin embargo, a Dylan no le importaba. Él se debe a su público, pero su música nunca ha sido de su público. Siempre lo han criticado, pero, su música se ha mantenido imperecedera. Dylan reinventó primero la música americana y ahora se reinventa a sí mismo constantemente en la transformación de sus canciones que siempre serán suyas porque solamente él puede hacer que una canción siga siendo la misma de mil formas diferentes.
La indefinición del concepto moda

Google hace arte





Y también dos huevos duros

Me he sentado un rato a construir oraciones sin pensar en nada, tampoco en las palabras que escribía, pero el ejercicio ha resultado inútil, probablemente porque era absurdo, y el texto se ha llenado de sentido. No ha salido como yo esperaba y eso no es bueno ni malo, es incómodo. Entonces me he hecho "dueña del lugar y de la situación" y he decidido escribir algo sobre Groucho Marx porque el otro día de pronto, me vino a la cabeza este hombre genial.
Creo que en manos de Groucho el humor se convierte en una clase de arte. Su ingeniosa forma de reirse de todo te permite entrever una visión incrédula y desconfiada de la vida, convirtiéndose en una magnífica forma de expresión.
Groucho nació en una familia judía de cinco hermanos, dos de ellos, Harpo y Chico, formaron con él el grupo de los hermanos Marx. De los tres Groucho fue el mejor. Charles Chaplin le dijo una vez: "Me gustaría poder hablar como tú en pantalla" y Groucho lo consideró el mejor cumplido que le habían hecho nunca.
Se casó tres veces y se divorció otras tantas, lo que te hace comprender su rechazo al matrimonio y chistes como este: "Me casé en un juzgado. Tendría que haber pedido un jurado."
Groucho padecía de insomnio, enfermedad que le atormentaba por las noches y le hizo decir cosas como esta: "Durante mis años formativos en el colchón me entregué a profundas cavilaciones sobre el problema del imsomnio. Al comprender que pronto no quedarían ovejas que contar para todos, intenté el experimento de contar porciones de oveja en lugar del animal entero". Esta cita me divierte mucho.
Groucho era un voraz lector, era sabido su amplio conocimiento literario y su correspondencia con gigantes literatos como T.S.Eliot y Carl Sandburg. Dijo: "Fuera del perro, el libro es el mejor amigo del hombre. Dentro del perro, está demasiado oscuro para leer".
Hizo ganar prestigio y mucho dinero a la industria tabacalera que lo tenía como un valioso prescriptor. Cuando su hijo una vez le preguntó si le enfadaba que hubiese fumado, él le contestó: "En absoluto. Fumar no te hará daño. He fumado durante años y excepto porque me hace sentir terriblemente mal todo el tiempo no me ha dañado nada."
Creo que Groucho se caracterizó también por su afan de contradicción. Se dice que una vez dijo: "bebo para hacer interesantes a los demás."Sin embargo, Groucho no era bebedor, sólo lo fue en los días en que se aprobó la ley seca.
La habilidad de Groucho para jugar con las palabras con rápido ingenio consiguiendo sentidos inesperados me hace sentir gran admiración hacia él. Aunque tenía una fuerte inclinación a lo sexual, Groucho nunca fue un humorista grosero ni tosco y de algunos de sus chistes más picantes era más notoria la inteligente ocurrencia que su contenido burdo. Eso me gusta de él, porque los chistes groseros no me hacen ninguna gracia pero las ocurrencias extravagantes y divertidas en mentes como la de Groucho, me hacen mucha.
Otras citas que me divierten mucho:
"Citadme diciendo que me han citado mal".
"Creo que la televisión es muy educativa.Cuando alguien la enciende me voy a leer un libro".
"Disculpen si les llamo caballeros, pero todavía no les conozco bien".
"Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, es realmente un idiota."(impresionante.)
"He pasado la mejor noche de mi vida, pero no ha sido esta."
"Hoy no tengo tiempo para almorzar, traiga la cuenta".
"No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo".
"No reirse de nada es de tontos, reirse de todo es de estúpidos."
Os aconsejo que veáis "Una noche en la Ópera". Me gusta especialmente la escena de la cena. La tenéis en You Tube. Os dejo otra escena muy buena, también de esa película.
>http://www.youtube.com/v/d9JaykwWpFg?fs=1&hl=es_ES"
Bonita novela

Una vez más me he sentado sin saber qué escribir. No me preocupa porque no es por falta de ideas sino más bien por una carencia de orden mental que en este momento trato de paliar sobre el papel.
Ya empiezo. Hace unos pocos días me he terminado una novela que me ha sorprendido gratamente. Nos hemos referido a ella en este blog en posts anteriores y hoy quiero hacer mi pequeño comentario crítico. La novela es "La elegancia del erizo" de Muriel Barbery. Mi madre, me la recomendó hace cosa de un año cuando se la leyó, pero se la dio a mi hermano que este verano ha dejado en mi habitación un montón de libros que creo que me harán un buen papel este curso. De entre estos libros "La elegancia del erizo" era sin lugar a dudas el menos arduo y yo buscaba una lectura sencilla para las tardes de calor de Madrid después del trabajo, así que la elegí rápidamente.
La verdad es que me considero una mediocre lectora de la novela clásica y soy, de esto no cabe duda, una nefasta lectora de las novelitas actuales. Estas que se ponen de moda, que todo el mundo lee al mismo tiempo y que después se esfuman sin dejar huella en su lector. Me solía dar mucha rabia cuando un profesor que tenía yo el año pasado nos decía que hay que leerlo todo para saber más de la sociedad en la que vivimos. Yo soy de otra opinión la verdad. Hay novelas que son eternas y lo son precisamente porque saben captar la esencia del ser humano. Porque antes, ahora y siempre han sabido identificar al individuo consigo mismo y con el resto. Porque no cuentan historias, "cuentan personas". Además, el tiempo apremia, así que más vale que lo invirtamos en buenas lecturas.
Pues bien, la razón por la que hablo de esta novela es porque es una de estas que todo el mundo lee y sin embargo en ella no importa tanto la historia como las personas. Es una novela muy sencilla, escrita en un lenguaje claro que te permite pasar las páginas rápidamente sin reparos. La he encontrado reflexiva, inteligente, delicada y femenina. Habla de arte, de filosofía, de literatura y, qué delicia, de la belleza de la gramática.
Considero inútil hacer resúmenes de historias casi inexistentes y me resulta imposible resumir a una persona. Así que escribo algún parrafillo del libro para que conozcáis un poco a sus protagonistas.
Esta es Paloma, la niña de doce años:
"Mamá acaba de pasar en dirección a la puerta principal, se va a hacer la compra y de hecho, ya está fuera, su movimiento se anticipa a sí mismo. No sé muy bien cómo explicarlo, pero cuando te desplazas, de alguna manera ese movimiento hacia algo te desestructura: estás ahí y a la vez ya no estás porque ya estas yendo a otra parte, no se si me explico. Para dejar de desestructurarse, habría que dejar de moverse por completo. O te mueves y ya no estás entero, o estás entero y no te puedes mover."
The times they are a-changing

(Hay un vídeo de la canción al final del post. Te aconsejo que la escuches mientras lees la letra y que después vuelvas a leerla una y otra y otra vez.)
Come gather round people wherever you roam
And admit that the waters around you have grown
And accept it that soon you´ll be drenched to the bone
If your time to you is worth saving
Then you better start swimming or you´ll sink like a stone
For the times they are a-changing
Come writers and critics who prophesice with your pen
And keep your eyes wide, the chance won´t come again
And don´t speak too soon for the wheel´s still in spin
And there´s no telling who that it´s naming
For the loser now will be later to win
For the times they are a- changing
Come senators, congressmen, please heed the call
Don´t stand in the doorway, don´t block the hall
For he that gets hurt will be he who has stalled
There´s a battle outside and it´s raging
It´ll soon shake your windows and rattle your walls
For the times they are a-changing
Come mothers and fathers throughout the land
And don´t criticise what you can´t understand
Your sons and your daughters are beyond you command
Your old road is rapidly aging
Please get out of the new one if you can´t lend your hand
For the times they are a-changing
The line it is drawn, the curse it is cast
The slow one now will later be fast
As the present now will later be past
The order is rapidly fading
And the first one now will later be last
For the times they are a-changing
Divagación acerca del arte del siglo XX

A principios del siglo XX comienzan las corrientes de vanguardia con la intención de romper con el academicismo artistico que pretendía la representación fiel de la realidad. La aparición en escena de la fotografía y el cine impulsará la negación de la tradición artística y a partir de esta, el arte se convierte, al menos así lo entiendo yo, en una manifestación de la visión del artista ante la vida y por tanto en una vía de autoafirmación.
Hojas en blanco

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Reflexión de un relato no acabado

Paseé la mirada por la inmensa estantería desbordada de libros. Me pregunté qué habría en el interior de esos tochos. Me hice consciente de que no estaba sólo ante un montón de páginas escritas, sino que lo que miraba eran decenas, cientos de historias mejor o peor contadas por alguien, en un momento determinado de nuestro transcurrir, que habían ido a parar a aquella biblioteca. En ella se apretujaban unas a otras conservando cada una con celo el espacio que le pertenece por derecho, ese que necesita una historia para cumplir su propósito, el de ser contada.
Así comencé una vez un relato que quiso hablar de lo pequeña que se siente una persona ante la inmensidad del conocimiento, de la importancia de saber elegir adecuadamente lo que lees, del necesario ejercicio de superar el esfuerzo que requiere la lectura de un libro, de la inmediatez como valor supremo en nuestra sociedad que dificulta la detallada lectura de un buen libro y de la necesidad que nos hemos creado de consumir y desechar historias a un ritmo desenfrenado. Demasiadas cosas para contar en un solo relato, quizá por eso nunca lo terminé.
A veces, me sorprendo a mi misma pasando las páginas del libro con la única intención de llegar al final de la historia. Ayer mismo pensé en esto mientras leía la novela de Delibes, "Mi idolatrado hijo Sisí", maravillosamente bien escrita y sobre cuyas páginas deslizaba la mirada con rapidez sin detenerme ante su estilo. Entonces me vino a la cabeza ese relato nunca escrito y todas esas cosas que quiso decir.
Por otro lado, he estado pensando en las consecuencias de la democratización de la literatura, que favorece que cualquiera hoy pueda publicar un libro sin excesiva dificultad. Esto unido a una creciente necesidad de expresión por un deseo en auge de autoafirmación nos ha llevado a nadar en un mar de mala literatura.
A lo que voy es a decir que elegir es cada vez más difícil y disfrutar de lo bueno, dadas las circunstancias, también.
Viena: 1900
Ninguna persona mejor que el propio ciudadano vienes, como era Ernest Gombrich, puede

¿Por qué inspirarse en otros estilos del pasado y no crear uno propio?. El comienzo de siglo requería un estilo nuevo que liberase a la ciudad de la fantasía de la imaginación para manifestar la confianza en la ciencia y en el progreso que transmitía el empleo de la línea recta. Ese progreso racional, apelaba a la línea, a la sobriedad. Como decía Hermann Bach: “Mejorar el gusto estético del país para que viva mejor”.
En la arquitectura esta confianza en el progreso que depositaban los jóvenes se tradujo en desnudar las fachadas de mármol y abrir en ellas amplios y simétricos ventanales, como lo hizo Adolf loos con su Sastrería Goldman&Salatsch. En el caso de los interiores, el yeso, el hierro y el cristal se combinaban con tal sobriedad y simplicidad que el “mismísimo” progreso se hacia presente en una cotidiana casa de correos, como lo quiso transmitir Otto Wagner.
Freud utilizó su diván para desenmascara los males que arrastraban aquellos “payasos tristes” escondidos detrás de la mascara del “adorno” y los pintores; lo hicieron a través de sus lienzos. Las angustias que arrastraba aquella sociedad obsesionada con la muerte fueron liberados mediante el dibujo incorrecto, la acuarela de tonos oscuros y el carboncillo de Schiele y klimt los trató de cifrar a través de musas enigmáticas que entonaban el Himno de la Alegría de beethoven en el edificio del arquitecto Olbrich, sede de la Secesión . Con esta retrospectiva podemos concluir, al igual que lo hace el documental: la Historia se puede contar por medio de la Historia del Arte.
Verano activo
Ocio: tiempo para no hacer nada... o ¿para hacerlo todo?
Al menos para hacer algo... Hace unas semanas tuve la oportunidad de visitar el Museo de Bellas Artes de Bilbao, eclipsado actualmente por el Gugenheim, pero no superado. Las obras iban desde el siglo XIII hasta nuestros días. Desde la talla romana anónima hasta la pintura abstracta o la escultura de Chillida.
La conclusión de esa visita fue que no entendemos el arte moderno, y como no lo entendemos, lo desechamos. Sin embargo, me quedé con la intriga sobre la obra de Chillida. Ayer resolví mis dudas. Pude estar el Chillida-Leku, el museo al aire libre donde las obras escultóricas se funden con la naturaleza, como era el deseo del autor.
Arquitecto, escultor, filósofo y hasta un poco místico. Lo último pude comprobarlo en la exposición temporal “Demúsica callada”: textos de San Agustín y de San Juan de la Cruz sirven de complementos a obras que intentan elevar el espíritu a lo más alto y que lo consiguen.
El arte que surge de la crisis

En plena vorágine de crisis económica, la quiebra de bancos, el cierre de empresas y los números rojos de la cuentas de los ciudadanos, nos anuncia el difícil despertar del siglo XXI. Puede que la situación sea catastrófica y desesperante para muchos (por no decir todos), pero puede que para otros, sea precisamente este "caos" la excusa perfecta para dar rienda suelta a lo que todos llevamos dentro: la creatividad, las nuevas ideas.
Sabemos que las cosas no volverán a ser como antes y precisamente sea este sentimiento, el de la necesidad de cambio, el que nos lleve junto con las nuevas ideas a construir una sociedad mejor. Como decía aquel de los mares en calma no surgen grandes marineros.
Un buen ejemplo del éxito que puede llevar consigo esta "fórmula" (creatividad y necesidad de cambio) es el caso de Barack Obama y su ascenso a la Casa Blanca. Nadie como él y su Partido Demócrata han sabido explotarla al máximo consiguiendo así, ganar las presidenciales en EEUU en tiempo de crisis.
Fórmula = creatividad (yes we can) + necesidad de cambio (change):
Esta fórmula se puede apreciar como una estrategia política actual pero, ¿qué nos dice del arte en tiempos de crisis?


Este es el caso de dos fotógrafas que hace ochenta años sabían que algo estaba cambiando en su época. La gran depresión se trataba de un periodo único e insólito y que por ello era necesario saber trasmitirlo con cierto creatividad, ciertos ángulos, ciertas relaciones significativas que hiciesen la imagen más fuerte, para que pudiese llegar a todos. Si nuestra generación ha sido bautizada como los "ND" (Nacidos Digitalmente), nadie mejor que nosotros, con nuestra cámara en mano y nuestras redes sociales (facebook, tuenti..) podemos hacer llegar mejor nuestras ideas en tiempos de crisis. Ideas que en el día de mañana pueden cambiar el mundo y porque no, catalogarnos como una generación de verdaderos artistas como lo fueron los fotógrafos de la "crisis" anterior.
REFLEXION[ARTE]
Los impresionistas

En 1874 nació en Francia un movimiento artístico, cuyo nombre deriva de un cuadro de Monet Impression, soleil levant (Impresión del sol naciente). Tuvo corta duración pero fue innovador en cuanto a técnicas pictóricas, ya que a partir de estas, se produjo el arranque de las corrientes artísticas del siglo XX. En lo que se refiere a los rasgos específicos de sus obras, los impresionistas se oponían al arte oficial y junto a ello, al aprendizaje académico, salones, premios y escuelas privadas que este conllevaba. Ese sentimiento individualista hizo que los impresionistas viviesen el rechazo de la sociedad y tuviesen que buscar formas alternativas para la divulgación de sus obras.Esta ruptura con el arte oficial comienza a verse reflejado en los nuevos e inusuales temas que plasmaron en sus lienzos. Rechazaron los temas cultos y antiguos para apostar por el predominio casi absoluto del paisaje, centrado en la captación de la luz y los reflejos sobre vistas marinas, fluviales o nevadas. La ciudad, sus calles, estaciones, y puentes, la vida real y urbana, preferentemente en los lugares de ocio como las fiestas, los bailes populares, las carreras de caballos o cualquier otro motivo sin importancia, fueron elegidos casualmente por la impresión personal del artista. Abandonaron el tradicional estudio por el que abogaba el arte oficial para poder desarrollar el suyo propio.
Deseaban ser modernos y esto les llevó a estudiar de la naturaleza por observación directa y objetiva sin posterior elaboración al acudir a esta misma. Es al aire libre donde los impresionistas trataban de aprehender la luz atmosférica cambiante y fugaz a diferentes horas del día. Realizaban series basadas en el estudio científico-químico de la relación luz-color apostando así, por la vibración colorista. La práctica de la pintura al aire libre traía como consecuencia el manejo fugaz del pincel para tratar de aprehender esa luz atmosférica cambiante. Por lo que, en su empeño por conseguir captarla, desarrollaron la pintura rápida que consistía en una técnica fragmentada, suelta y libre, de pinceladas cortas, deshechas, en forma de coma, que dejaban a un lado el dibujo correcto y el modelado de las figuras dando así a sus cuadros, la sensación de inacabado.
El invento de la fotografía fue crucial en la vida de los impresionistas: a pesar de que la realidad estereoscópica se consideraba un rival para el gremio artístico, los impresionistas supieron atacarla en donde esta no se podía defender: el color. Es por esto que, al no verla como un posible competidor, la utilizaron como medio de investigación y búsqueda personal ya que ofrecían visiones cada vez más subjetivas del mundo contemporáneo. Así pues, los escenarios elegidos por los impresionistas se vieron influidos por los encuadres fotográficos en los que, como una instantánea, el movimiento queda congelado y las figuras aparecen seccionadas.
Pero, ¿qué es lo que lleva a los artistas a que salgan de su estudio?, ¿por qué se centraron en la naturaleza y en la vida urbana y abandonaron otros temas como el religioso o el político?, ¿acaso puede tener todo esto una explicación histórica?. El profesor Ernst Gombrich, afirma que la historia del Arte es la historia de los artistas, por lo que, estos como nosotros ahora, estuvieron condicionados por el contexto de la sociedad que les rodeaba: la Francia del último tercio del siglo XIX.
Contexto histórico
Como podemos intuir, Francia estaba atravesando una buena situación económica debida a la reciente revolución industrial que tuvo lugar durante el Segundo Imperio entre 1851 y 1870. Esta época se caracterizaba por el triunfo de la economía capitalista gracias a una industrialización predominantemente textil y siderúrgica.
Por otra parte, el colonialismo también contribuyo a su desarrollo ya que, debido a la explotación de las colonias, se podían obtener materias primas indispensables para la industria europea que intensificaban el comercio y aseguraba el consumo de los productos industriales con los grandes mercados coloniales. Su imperio colonial estaba compuesto por territorios como Argelia, Túnez, Marruecos, Senegal, Congo, Gabón, Madagascar e Indochina entre otros.
Gracias a estas posesiones y al alto nivel industrial, Francia se convirtió en una potente fuerza militar. En cuanto a su política exterior, destaca también enfrentamientos con otras potencias como fue la Guerra franco-prusiana de 1870, en la que el ejercito prusiano, reforzado por los ejércitos de los demás reinos alemanes, derrotó al francés en Sedan Como consecuencia de esta derrota, Francia perdió dos ricas regiones: Alsacia y Lorena, a demás de contribuir con grandes sumas de dinero en concepto de reparaciones de guerra.
Esta derrota no sólo supuso la pérdida de un gran ejército, sino el honor de Francia como potencia mundial y el vacío de poder. Este hecho fue aprovechado por las organizaciones obreras y por sectores de la pequeña burguesía para forjar una insurrección popular que terminó con el debilitado Imperio de Napoleón III y la instauración de un nuevo gobierno en 1871: la Comuna de París. Durante este periodo, se intentó aplicar un programa revolucionario inspirando en ideas socialistas y democráticas: la elección del gobierno por sufragio universal, la separación de la Iglesia del Estado o la formación de una milicia popular fueron algunas de las muchas medidas.Analizado el contexto histórico francés de la segunda mitad del SXIX, es comprensible el desarrollo de un movimiento artístico que buscase salir del estudio y que se abriese a nuevos horizontes y perspectivas ya que, de alguna forma, lo hizo análogamente Francia con su expansión colonial: dominó “nuevos horizontes, nuevas perspectivas”.
También podemos observar la tensión que se establece entre el arte y la historia en la necesidad de plasmar la vida urbana. Como hemos señalado, la revolución industrial hizo que Francia se convirtiese en una gran potencia dominada por la clase burguesa. El encumbramiento de la burguesía como grupo privilegiado en el siglo XIX conllevó a la vez, el mantenimiento de los hábitos tomados de la aristocracia y el surgimiento de otros nuevos. La familia burguesa era la célula básica de inserción del individuo en la sociedad y por ello fue objeto preferente de atención y control por parte del Estado.
Los artistas, como buenos historiadores de su tiempo, se remitían a plasmar lo que veían en la sociedad: cafés, vedes, carreras de caballos, bailes populares. Toda una serie de fiestas y diversiones populares que reflejaban en el fondo la lejanía religiosa de una sociedad que, como más tarde auguraría Nietzsche, “había matado a Dios”. En otras palabras podemos destacar que, el hecho de que los impresionistas no plasmasen en sus cuadros ningún acto piadoso o escena religiosa, manifiesta de forma alguna, el vacío que había hacia Dios, escondido entre farolillos y bailes.

Este taller estaba formado por paredes construidas con el material del ocio tan característico de la sociedad francesa en la segunda mitad del siglo XIX. Un ocio, con el que los impresionistas disfrutaron en su momento y con el que tratan de hacernos disfrutar, plasmándolo en sus cuadro. Desde los bulliciosos bares y restaurantes de París donde la sociedad francesa nos transmite el fulgor de la época, hasta aquellos silenciosos días soleados reflejados en ríos y jardines.
Fueron sólo unos pocos, los impresionistas, los que un día decidieron revelarse contra las normas establecidas para llevar el arte a su máxima plenitud.
¿Es que acaso hoy en día a nadie le interesa revelarse por amor al arte?
¡¡ Seamos impresionistas, veamos el mundo con otros ojos!!
¿Dónde están las ideas?

Hace poco una frase de alguien de una Delegada internacional de la Universidad me hizo pensar mucho: “Estamos en la Edad Media, pero con tecnología. Faltan ideas”. Ahora parece que el mundo avance muy rápido, la tecnología progresa a pasos agigantados, pero ¿y el pensamiento? Con la tecnología el pensamiento corre más rápido, pero también se nos escapa antes de las manos sin saber a dónde va a conducir y ese considero que es una de las causas de los males de nuestros días.
No nos habíamos acostumbrado a vivir en las ciudades cuando prácticamente podíamos viajar de ciudad en ciudad en el mismo día, y en un abrir y cerrar de ojos podías estar en varías ciudades a la vez desde Internet. Es necesario pensar despacio las implicaciones de tanto avance, cabe preguntarse qué ideas subyacen bajo los adoquines del progreso. Es necesario pensar qué es eso que llamamos Postmodernidad. ¿Dónde están las ideas? Sólo si sabemos qué ideas están moviendo el mundo, sabremos hacia dónde nos dirigimos, podremos darle sentido.
Duelo de clásicos
