Ayer estuve en la presentación de la segunda parte de las memorias de Alejandro Llano, profesor de Filosofía de la Universidad de Navarra. Aunque no he tenido clase con él (todavía) he tenido la oportunidad de dialogar con él varias veces durante este año. Escucharle te abre horizontes y más que respuestas siempre te vas con más preguntas.
La primera parte de sus memorias, "Olor a yerba seca" -2008- me encantó. También pude estar en la presentación e incluso conseguí hacerle una entrevista por aquellos años en los que aún tenía pretensiones periodísticas. Con sus memorias me reí y, sobre todo, conocí la Universidad y entendí un poco mejor lo que significaba ser universitario.
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¿Qué cuenta en esta segunda parte? Narra vivencias más comprometidas y personales que las abordadas en Olor a yerba seca: “Es probable que sea leído con especial denuedo por los que pasaron buenos ratos recorriendo las páginas de la primera entrega, pero también puede ser abordado por lectores que no conocen ese texto", asegura.
El autor dedica el ejemplar a su hermano Carlos Llano Cifuentes, fallecido hace pocos meses, quien dedicó su vida a la filosofía, a la dirección universitaria y a la actividad empresarial en México. No faltan, por supuesto, sus inquietudes intelectuales y políticas, cuya narración manifiesta algunos aspectos de la vida española que no es frecuente ver abordados en publicaciones convencionales.
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