Día del libro

Hoy es el día del libro. ¿Por qué este día? Porque coincide con la muerte de Shakespeare y de Cervantes. Pero no celebramos su muerte... ni la muerte de la literatura, sino que conmemoramos la figura de dos de los más grandes aportaciones a la literatura. También, algunas comunidades celebran Sant Jordi con el habitual regalo de una rosa y un libro. No he recibido ninguno de los dos, sin embargo, he podido disfrutar de una maravillosa tertulia a cargo de una filóloga que se embarcó en el mundo de los libros. Lleva casi veinte años en la profesión, a cargo de la Librería Universitaria de la cadena de Librerías Troa.


Se declara una deboradora de lo libros y confiesa que si hubiese pagado por las consultas (cosa que no le sale del alma) que le hacen los clientes sobre la vida se hubiese forrado. Su relación con los libros es tan estrecha que dice que a veces les oye, que habla con ellos.

Ha intentado desmontar muchos mitos sobre la lectura, pero, sobre todo, ha mantenido que para leer se necesita tiempo y silencio para meter cabeza. No hay reglas ni prisas. Leer es una actividad intelectual, una de las que más transforma. Frente a un libro el individuo está sólo, y como dice Steiner uno lee con todo lo que lleva encima. Podría haber hecho millones de clasificaciones literarias, pero afirma que cada uno tiene que dar con su libro, con su autor


Frente a los que afirman que hay que leer de todo, se defiende diciendo que hay que también hay que comer de todo y no por eso comemos basura. La gente cada vez está más desencantada con los best-seller y acuden más a la consulta del librero. Con respecto a la literatura española comenta que está como la sociedad (¿cada cuál que extraiga sus consecuencias?), que necesita un empuje para salir de la literatura de posguerra y que necesitamos que no nos engañen.

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