Una y no más, santo Tomás


Hoy es santo Tomás de Aquino, para muchos no será mucho más que un nombre, un hombre o un santo. Quizá un teólogo o filósofo, en el mejor de los casos. Sea como fuese esta entrada se la dedicamos a él. A recordarle a la filosofía que, a veces, hay que renovarse para no morir.

Quería recomendar una novela que leí hace unos meses y con la que disfruté mucho. El libro consiste en una autobiografía ficcionada de Platón: La séptima carta. La novela se basa en la carta real que escribió el filósofo ateniense como respuesta a los amigos y familiares de Dión, amigo y discípulo que compartía sus ideales políticos. En ella, además de justificar su actitud y narrar sus aventuras, los alienta a seguir la lucha de Dión, pero de manera pacífica y además explica cómo ha puesto en práctica sus ideas políticas en la ciudad de Siracusa. Lo positivo que tiene la novela es que podemos acercarnos a la doctrina política y ética del filósofo no solo de una manera teórica, sino práctica. Es decir, que sólo conoceremos la doctrina a través del desarrollo y puesta en escena de las decisiones, consejos y, lo que parece más importante en el aprendizaje, de los fracasos.

Con las descripciones de Vintila Horia el lector se hace cargo rápidamente de la sociedad ateniense del siglo V a.C, del territorio siracusano. El contexto está tan sumamente detallado que uno podrá encontrar el suficiente material como para imaginarse cómo podía ser Calípolis, la ciudad ideal platónica.  Todo comienza con una profanación a las estatuas de Hermes en Atenas, acción que le llevará a la decepción y el aislamiento. Pero este desencanto desaparecerá en cuanto aparezca la figura de Sócrates. Es interesante y divertido presenciar el encuentro entre dos de los filósofos más importantes de nuestra cultura. El maestro le irá formando y encauzando hacia problemas que despiertan el espíritu filosófico. La búsqueda filosófica, política y religiosa pronto le conducirá a querer poner por obra sus ideas, lo que desmonta el mito del utopismo platónico. Sin embargo, esto también le conducirá al enfrentamiento con Dionisio el Viejo y Dionisio el Joven, ambos tiranos de la isla siracusana.

En el relato del tercer viaje a Siracusa se desarrolla de una manera escueta la formación de Aristóteles y la vida en la Academia y, más ampliamente, la relación con Dión, el joven en el que pone todas sus esperanzas políticas y por el que también se verá defraudado. También hay que resaltar el personaje de Briseis, con el que mantiene una ficticia historia de amor. Sin embargo, además de que Briseis acerque este libro a la literatura, se nos da una clave bien interesante con la que leer el texto: la relación que mantiene con Dión y Briseis se puede entender como el amor en el que se debate Platón entre la razón y el mito respectivamente.

Por tanto, el libro es una ocasión maravillosa para acercar a los más escépticos a la Filosofía, a los más jóvenes a la política y a los más intelectuales al mundo literario. No ha de buscarse un tratado filosófico ni un ensayo literario ni una novela histórica, aunque contenga elementos históricos, como hemos dicho. No hacen falta conocimientos de filosofía, pero quien ya se dedique a ella encontrará un deleite acercarse de esta manera a la figura de Platón y a su pensamiento.  


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