Let's be radical. Mi padre me fulminó con la mirada cuando un día empecé con la "cháchara" que viene a continuación, sin embargo, creo que tengo un poco de razón (es evidente que lo creo, no que la tengo).
Más si consigo no radicalizar mi discurso, pero me resulta muy complicado, tanto que temo decir muchas tonterías. Sacar conclusiones a vuestro gusto. Pensar que soy ignorante, exagerada o hasta que tengo algo de razón y acertaréis.
Mi conclusión, que nace de la confusión y de la dificultad para comprender lo que es el arte, es que la perversión que lo lidera lo ha empobrecido. La reducción del arte contemporáneo a la destrucción de la realidad y la armonía sobre la que esta se sostiene; la inversión de la normalidad; la negación de lo cotidiano y el dramatismo exagerado que se convierte en absurdo, me provocan una especie de vómito interno.
Sentí esta sensación cuando leí hace un año más o menos un morboso reportaje de El Semanal XL en el que se describía con bastante detalle el suicidio de Alexander McQueen en su casa de Londres días después de la muerte de su madre. Fue algo escabroso, propio de una persona desesperada, que convirtió su muerte en algo cercano a una tragedia griega. Hace pocos días, el 11 de febrero, se celebró el aniversario de la muerte del artista. Ver sus creaciones nos acerca mucho a su personalidad. La extravagancia y la agresividad de formas que conservaban un toque femenino y seductor elevaron en dos ocasiones a Mc Queen a la categoría de mejor diseñador del año. No puedo dejar de admitir que admiro profundamente sus creaciones que son una excelente muestra de que la moda es arte. Sin embargo, observo con preocupación la relación entre las creaciones de Mc Queen y la muerte de Mc Queen, que seguro tienen que ver con la vida de McQueen y también con la evolución del arte a lo largo del siglo XX y XXI.
¿Han reñido arte y belleza o es bella la perversión? Me he respondido a esta pregunta estos días después de ver Black Swan. Es una película absolutamente perversa presentada al público con una máscara de belleza. La perversión no es bella pero se presenta muchas veces en el arte con componentes de belleza. Empezando por la oscarizada Natalie Portman y siguiendo por el maravilloso vestuario y banda sonora de la película, todo es bello en esta película menos la propia película.
Por último me refiero al otro gran mago del mundo de la moda que es, en realidad, el que me ha puesto a escribir este post, John Galliano. El escándalo que provocó hace unos días en "La Brasserie", una cafetería situada en el barrio judío de París (Le Marais), con declaraciones antisemitas y un "I love Hitler", se ha dado a conocer al mundo entero, con un vídeo que fue grabado por una de las personas a las que Galliano insultaba en un visible estado de embriaguez. Hoy algunos medios se preguntan ¿Qué va a ser de Galliano? y otros ¿Qué va a ser de Dior? De momento la marca, trata de desvincularse de las sandeces que ha dicho su director creativo a través de las declaraciones de la celebrity del momento, Natalie Portman, judía de origen israelí que es imagen de la fragancia Miss Dior de la marca. Buena estrategia comunicativa. Con respecto a Galliano sólo decir que este suceso deja entrever " el desorden debajo de la herida".
Siento que me he ido totalmente del tema que he introducido al principio de este post poco concreto y sin cierre. Así que sólo os pido que penséis un poco acerca del arte, la moda y la extravagancia en estos mundos que con frecuencia participan en el "juego de la perversión". Lo cruento, lo incómodo, la seducción, la sexualidad pura, lo surrealista, lo antagónico...
muy bueno! me ha gustado mucho y me encatan la reflexion sobre si es bella la perversión, arte contemporaneo... bravo!
ResponderEliminarTeresa! me encanta verte por aquí!Gracias por tu comentario!
ResponderEliminarMarina: entiendo lo que dices. Por supuesto que hay aun artistas honestos, vamos, no lo dudo :)
Sin embargo, la distinción que haces entre explorar para comprender mejor el mal y hacerlo para recrearse en él no me parece tan obvia. Comprender el mal... me parece una tarea imposible y entender el mundo como exploración del mal...pues también. Me parece que cuando nos acercamos demasiado a esa frontera de la que hablas terminamos traspasándola. Por supuesto, digo todo esto sin perspectiva, gracias por ampliármela, aunque sigo en mis 13,jaja!ya hablamos!!!
Un artículo muy interesante. Después de leerlo y reflexionarlo, he de decir que yo sí creo en la belleza de lo perverso. Realmente la belleza es subjetividad y, por consiguiente, algo puede ser bello siempre que ese algo se sepa entender y apreciar como bello. Esto es, siempre que se le dote de un significado que lo haga bello.
ResponderEliminarEn este sentido, me remito a la propia película del Cisne Negro, donde se metaforiza espectacularmente el esfuerzo psicológico y físico que la artista de ballet debe hacer para meterse dentro de los dos papeles opuestos, esto es, para lograr la metamorfosis.
En pos de su objetivo, la película plasma el proceso con tensión y extravagancia, pero tanta perversión cobra sentido cuando, llegados al final del film, comprendemos cómo sólo de ese proceso monstruoso puede nacer la bella metamorfosis final, pariendo la certeza de que detrás de todo lo horrible siempre se puede apreciar un hálito de belleza que va más allá de cánones, estética y vida.
Un saludo.