Julia Navarro - Artículo publicado en Mujer hoy.
¿Es obligatorio estar, navegar o hacer gestiones a través de internet? ¿Tenemos derecho a no querer estar, navegar o hacer una gestión a través de la Red? Lo pregunto porque hace unos días fui testigo de una escena que me indignó.
Salían de una oficina de la Administración una señora muy mayor en silla de ruedas, empujada por una más joven, sudamericana. La segunda iba llorando y la primera parecía desolada. Esta me hizo una seña para que me acercara. “¿Sabe dónde hay por aquí algún sitio con internet?”, me preguntó. Le indique la dirección de un ciber-café. “¿Y sabe si los empleados ayudan a quienes no saben?”. Respondí que probablemente, mientras buscaba un pañuelo para dárselo.
“A María le toca renovar el permiso de estancia, lleva dos años conmigo. Es boliviana y mi hijo la trajo con un permiso de trabajo, pero ahora él no está... y nos toca a nosotras hacer la renovación”, me explicó. “¿Y qué problema tienen?”, pregunté. “Le enviaron la carta diciendo que le concedían la renovación y que pidiera cita por internet para presentar los papeles. Yo no tengo ordenador y María tampoco sabe manejarlos. La envié a la oficina, pero le dijeron que o pedía cita por internet o no podía entregarlos. Hoy la he acompañado para explicarles que no tenemos ordenador, pero han insistido que si no hacemos la petición por internet no hay nada que hacer”.
No es la primera vez que, en la Administración o fuera de ella, si uno quiere hacer un gestión te remiten a su página web. A mí me irrita sobremanera. Internet es un medio extraordinario pero debería ser voluntario. De la misma manera que uno puede desplazarse andando, en coche particular, en metro o autobús, también deberíamos poder hacer las gestiones burocráticas como nos viniera en gana. Imaginen ustedes la cantidad de personas mayores que no tienen ordenador en casa. Además, están en su derecho de no querer tenerlo. Imaginen también la cantidad de personas que no tienen relación con internet porque en su trabajo no lo necesitan y por tanto les resulta ajeno a sus intereses.
Y, sin embargo, nos quieren imponer que fuera de la Red no hay vida, cuando la vida, la vida real, está en la calle, en el contacto con otras personas. Yo misma no estoy todo el día conectada, de manera que, de vez en cuando, alguien me llama sorprendido de que no haya contestado su correo electrónico o no haya dado respuesta a tal o cual consulta, o no haya acudido a una convocatoria de lo que sea. Siempre respondo lo mismo, que lo siento, pero que si de verdad quieren que me entere de algo que me llamen, que yo puedo pasarme días, semanas, sin mirar mi correo electrónico.
P. D.: Me revienta que me quieran imponer que me comunique, haga gestiones o reciba invitaciones por internet. Prefiero hablar con la gente, ver a mis interlocutores. La Red es estupenda, pero que nos permitan usarla como queramos, no como única alternativa. Les aseguro que hay vida fuera de internet.
Hay vida fuera de la red
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