Noches blancas


Hace semanas recordé esta historia de amor que leí por recomendación de mi hermano mentor cuando era todavía niña. Cogí "Noches blancas" de la estantería de mi habitación y la llevé conmigo en mi equipaje para volver a leerla esta tarde de domingo en la que he dejado de hacer varias cosas que tenía pensado dejar preparadas para la semana que acontecerá.

No he podido resistirme. El recuerdo de esta historia, el que hace unos pocos días alguien volviera a hablarme de ella en el salón de mi piso de estudiante y el post de mi amiga acerca de su soñada cafetería, han hecho que volviera a leer este cuento de Dostoyevsky una vez más.

A medida que la he ido leyendo he recuperado el recuerdo de esta historia. Me encanta cómo empieza: "Era una noche maravillosa, una de estas noches, amable lector, que quizá sólo existen en nuestros años mozos. El cielo estaba tan estrellado, tan luminoso, que mirándolo no podía uno menos de preguntarse: ¿pero es posible que bajo un cielo como éste pueda vivir tanta gente atrabiliaria y caprichosa? Ésta, amable lector, es también una pregunta de los años mozos, muy de los años mozos, pero Dios quiera que te la hagas muy a menudo".

Me gusta poder recuperar una historia en apenas dos horas. Me encantan los cuentos. Historias breves que narran vidas enteras. Este cuento habla de un joven solitario, un soñador, que conoce a Nastenka, una joven a la que desde hace dos años su abuela mantiene prendida a su vestido con un alfiler. Es una muchacha sin estudios, una niña inocente que espera al hombre del que está enamorada desde hace un año, cuando este se marchó de la habitación que la abuela de Nastenka le tenía alquilada prometiéndole que pasado un año volvería y se casaría con ella.

Los protagonistas de esta historia se encuentran durante cuatro noches blancas y el narrador y protagonista de esta historia, el soñador, dice "Hay en mí tan poca vida real, los momentos como este, como el de ahora, son para mí tan raros que me es imposible no repetirlos en más sueños". Es un cuento sentimental, lleno de melancolía y romanticismo que habla de los que solemos trasladarnos con facilidad al mundo de los sueños y de cómo soñamos entonces con un momento de realidad que como dice Dostoyevsky en boca de su personaje, nos sería imposible no repetir en más sueños.


Es domingo y llueve, qué más puedo decir.



Me ha gustado mucho esta entrada de un blog que he encontrado al buscar la fotografía del post.


2 comentarios:

  1. Me estoy pensando aparcar yo también las ocho mil cosas que me esperan para estas dos siguientes semanas y sumergirme en noches blancas...

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  2. Hazlo!!! q lo urgente siempre termina saliendo!merece la pena

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