Una vez más me he sentado sin saber qué escribir. No me preocupa porque no es por falta de ideas sino más bien por una carencia de orden mental que en este momento trato de paliar sobre el papel.
Ya empiezo. Hace unos pocos días me he terminado una novela que me ha sorprendido gratamente. Nos hemos referido a ella en este blog en posts anteriores y hoy quiero hacer mi pequeño comentario crítico. La novela es "La elegancia del erizo" de Muriel Barbery. Mi madre, me la recomendó hace cosa de un año cuando se la leyó, pero se la dio a mi hermano que este verano ha dejado en mi habitación un montón de libros que creo que me harán un buen papel este curso. De entre estos libros "La elegancia del erizo" era sin lugar a dudas el menos arduo y yo buscaba una lectura sencilla para las tardes de calor de Madrid después del trabajo, así que la elegí rápidamente.
La verdad es que me considero una mediocre lectora de la novela clásica y soy, de esto no cabe duda, una nefasta lectora de las novelitas actuales. Estas que se ponen de moda, que todo el mundo lee al mismo tiempo y que después se esfuman sin dejar huella en su lector. Me solía dar mucha rabia cuando un profesor que tenía yo el año pasado nos decía que hay que leerlo todo para saber más de la sociedad en la que vivimos. Yo soy de otra opinión la verdad. Hay novelas que son eternas y lo son precisamente porque saben captar la esencia del ser humano. Porque antes, ahora y siempre han sabido identificar al individuo consigo mismo y con el resto. Porque no cuentan historias, "cuentan personas". Además, el tiempo apremia, así que más vale que lo invirtamos en buenas lecturas.
Pues bien, la razón por la que hablo de esta novela es porque es una de estas que todo el mundo lee y sin embargo en ella no importa tanto la historia como las personas. Es una novela muy sencilla, escrita en un lenguaje claro que te permite pasar las páginas rápidamente sin reparos. La he encontrado reflexiva, inteligente, delicada y femenina. Habla de arte, de filosofía, de literatura y, qué delicia, de la belleza de la gramática.
Considero inútil hacer resúmenes de historias casi inexistentes y me resulta imposible resumir a una persona. Así que escribo algún parrafillo del libro para que conozcáis un poco a sus protagonistas.
Esta es Paloma, la niña de doce años:
"Mamá acaba de pasar en dirección a la puerta principal, se va a hacer la compra y de hecho, ya está fuera, su movimiento se anticipa a sí mismo. No sé muy bien cómo explicarlo, pero cuando te desplazas, de alguna manera ese movimiento hacia algo te desestructura: estás ahí y a la vez ya no estás porque ya estas yendo a otra parte, no se si me explico. Para dejar de desestructurarse, habría que dejar de moverse por completo. O te mueves y ya no estás entero, o estás entero y no te puedes mover."
"¿Saben ustedes que nuestra conciencia no aprehende nada de una sentada, sino que efectúa complicadas serie de síntesis que mediante perfilados sucesivos, consiguen que nuestros sentidos perciban objetos diversos como, por ejemplo, un gato, una escoba o un matamoscas? (...) Estaremos de acuerdo en que ese saber resulta muy útil. Resulta difícil imaginar a Manuela utilizando un matamoscas sin echar mano inmediatamente del saber que tiene de los distintos perfilados necesarios para su aprehensión."
Espero que este par de párrafos os hayan resultado atractivos y os animen a leer un libro que te hace pasar un tiempo agradable y relajado.
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