Esta tarde he recibido una factura de Movistar en la que se olvidaban de realizar una serie de descuentos por unas tarifas que había contratado. Tras hablar por teléfono con ellos y tratar de llegar a un acuerdo (que no he conseguido) para que mi dinero fuero restituido, me he puesto a pensar. Me parece vergonzoso que exista la necesidad de reclamar unos derechos que me pertenecen como cliente y siguen sin ser devueltos. ¿Qué problemas hay en nuestra sociedad? ¿Qué es lo que falla para que lleguemos a estos extremos?
Estamos en un periodo de crisis de valores, se ha perdido la simple confianza en el prójimo y las ganas de hacer la vida más cómoda al resto. ¿Dónde se ha escondido la palabra servicio? Creo que deberíamos replantearnos cuál es nuestra misión en este mundo. Las mismas empresas tendrían que tener muy claro que deben estar para apoyar a la sociedad, porque si no, ¿de qué nos sirven? La verdadera forma de atraer clientes duraderos no es el marketing barato, sino el ofrecer un buen servicio.
Debemos cambiar nuestra mentalidad, comprometernos de verdad con la sociedad de la que formamos parte. Sé que parece una utopía, pero si no nos proponemos pequeñas metas realmente lo será, y no quedará más que papel mojado de lo dicho. Hagamos el propósito, yo la primera, de no desistir en hacer la vida más agradable al prójimo, aunque aparentemente el mundo no mejore. Lo hará.
Nuria Ferrer-Chinchilla
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